Con mucha pena escucho en padres de familia de mi edad (en la mitad de los 40´s) remembranzas nostálgicas de cuando éramos niños y estábamos llenos de energía y vigor que hoy nuestros hijos en muchos casos no tienen, por las razones que sean.
¿Dónde quedaron los tiempos de jugar futbol en el barrio, en el parque o en la calle? ¿Dónde las actividades llenas de derroche de energía como el bote pateado, andar en bicicleta, patinar o jugar al toro encantado?
Ahora, los videojuegos y sobre todo los más nuevos que apelan a la “kinética” y mantienen a los niños y niñas pegados al televisor, acaso sean en muchas familias la única forma en que los infantes hacen algo de “movimiento” al jugar.
Podríamos argumentar que la falta de seguridad en el país ha hecho que los niños ya no salgan de sus casas como antes, que faltan espacios de recreación o esparcimiento deportivo y muchos pretextos más, pero la realidad en un mundo de estrés extremo como el que vivimos, somos los padres de familia quienes hemos permitido que nuestros hijos tengan hábitos sedentarios que a la larga los hará padecer alguna enfermedad física, por la sencilla razón que nunca los enseñamos a activar sus cuerpos.
Platicaba en días recientes con Jimena Mata, la directora del deporte municipal en Puebla y coincidíamos en que la educación física como modelo de desarrollo social es responsabilidad de los padres de familia, del sector privado y también de los diferentes niveles de gobierno, en una sinergia que si no hacemos ahora, después estaremos lamentando no sólo la diabetes infantil, la obesidad y la desnutrición, sino todos los malestares psicológicos y sociológicos de una falta de cultura deportiva en nuestra sociedad.
Valga la reflexión ahora que los colegios están por terminar su ciclo escolar para que busquemos campamentos deportivos, clínicas de entrenamiento o simplemente aprovechemos la época y los pongamos a hacer ejercicio.
Para quienes vivimos muy cerca de los gimnasios y su vida interior, es penoso ver como llegan prospectos por sugerencia médica, pero confiesan que nunca han hecho ejercicio en su vida y ahora deben hacerlo por salud.
Mejor iniciemos con nuestros hijos, para que después no padezcan lo que muchos adultos están sufriendo en estos momentos.
En muchas partes hay yoga, zumba, aerobics y hasta ejercicios de resistencia dirigidos a los niños, sólo es cuestión de convicción y voluntad.
Nuestra sociedad nos los agradecerá. ¡Hasta la próxima semana!
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