5 jun 2012


Por OMAR CERVANTES RODRIGUEZ

LA RECTA FINAL Y EL VOTO UTIL

Cuando falta menos de un mes para la elección presidencial de mayor expectativa en la época moderna de México, y sólo 22 días para que terminen las campañas de proselitismo, dada la tendencia de la mayoría de las encuestas que confirman en primer lugar a Enrique Peña Nieto y en segundo a Andrés Manuel López Obrador, con una distancia promedio de 12 puntos, mientras que la candidata Josefina Vázquez Mota parece haberse desfondado, el tema del llamado voto “útil” o voto razonado, entra en su fase de promoción plena.

La suma abierta de dos expanistas de peso nacional a la campaña de Peña Nieto, Manuel Espino y Lía Limón, así como las polémicas declaraciones del expresidente Vicente Fox, de cerrar filas en torno al “puntero”, además de que consuman de facto la derrota de Vázquez Mota, se asoman en paralelo como un incipiente pero masivo movimiento a lo largo y ancho de todo el país, para tratar de evidenciar los argumentos para no votar por López Obrador, sus contradicciones, sus intereses reales escondidos detrás de una mercadotecnia social que le ha pretendido cambiar la imagen de dictador con la que se le asociaba hace seis años, así como los riesgos de despertar el encono, la ira y la división en caso de no verse favorecido una vez más con la mayoría de los votos mexicanos.

Así que en la recta final seguramente habrá una contienda sólo de dos, en la que acaso los votos de quien parece ya derrotada, podrían inclinar para un lado o para otro la balanza, de un partido como el PAN que en sólo 12 años vive una descomposición y que en este momento aparentemente le resta únicamente interés por tratar de sacar los mayores votos posibles para su representatividad en la Cámara de Diputados y Senadores, así como mantener ciudades y zonas electorales en el país, que sean los puntos de convergencia para su recomposición en el futuro inmediato.

En mi opinión, hacen mal quienes piensan que medir el voto “útil” es sólo hacer una simulación de intención de voto entre dos candidatos y desaparecer a las demás fuerzas, ya que finalmente, los amarres políticos, el voto de quienes pase  lo que pase nunca sufragarán por alguien diferente al partido de su simpatía y, el deseo de que haya un ganador de los finalistas que se acerque más a lo que no quiere el elector para México, hará que ese casi 20 por ciento de población que o todavía no expresa su probabilidad o puede cambiarla en la recta final, seguramente habrá de favorecer aún más a quien ahora está arriba en las encuestas.

En este sentido, el segundo debate de los candidatos presidenciales este próximo domingo, además de marcar el inicio de la cuenta regresiva para el cierre de campañas, puede ser un ejercicio para que los electores midan sus preferencias de quienes, en apariencia sólo dos, tienen posibilidades reales de ganar en las urnas.

Lo cierto es que los mexicanos ya deseamos que las campañas finalicen, que se elija al próximo presidente de México y en paz se haga la transición hacia un cambio de poderes histórico en el país, a sólo 12 años que un segundo partido en la historia ha ocupado Los Pinos y que está casi virtualmente a punto de cederlo a otros colores políticos.

Twitter @omarcervantes