Por OMAR CERVANTES RODRIGUEZ
MEXICO EN LOS OJOS DEL MUNDO
Este lunes el reflector
internacional se adelantó a nuestro querido México, no precisamente por las
secuelas de la reunión del G20 o por la víspera de las elecciones del 1 de
julio próximo en las que elegiremos al Presidente de la República y otros
representantes más.
Lamentablemente, desde la
mañana del lunes, le dio la vuelta al mundo una noticia sobre una balacera en
la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, en la que
resultaron dos elementos federales muertos y uno más herido, en un hecho sin
precedentes que además causó la histeria colectiva de quienes estaban cerca del
área de comedores donde se presentó el tiroteo.
Y como para entender la
fenomenología del evento, habría que responder como algún terapeuta podría
analizar: ¿Qué significa para ti un aeropuerto internacional, que significan
balazos, que significa la policía, que significa muerte, que significa gente
escondiéndose y huyendo?
Cada uno podría hacer su
propio ejercicio de respuestas y simbolizar lo que pasó este lunes rojo en la
memoria de nuestro país, lo cierto es que más allá de las interpretaciones o
análisis, hay una realidad inobjetable y es que los mexicanos, si bien nos
dolemos y nos condolemos, ya no nos extrañamos de que esto suceda en nuestra
patria, como la semana pasada en Tamaulipas negocios y bancos fueron masacrados
a granadazos.
Ojalá las autoridades actúen
con prontitud y seriedad y que junto con los partidos políticos, eviten la
tentación de hacer de este hecho un “affaire” más del escenario electoral y nos
den a los mexicanos la certeza de que pronto, algún día, dejaremos de ser
testigos de tan lamentables noticias.
Deseable, aunque quizás
utópico, sería ver que todos los partidos, instituciones y gobiernos, como
muestra de que el interés principal es México y no ganar una elección, se
comprometan a darle certidumbre a los mexicanos por encima de sus propias
agendas y este hecho que enluta no sólo a un par de familias, sino a todo el
país, nos haga reflexionar requerimos un cambio urgente para mejorar y volver a
ser la nación que un día tuvimos y de la que nos sentíamos orgullosos.
Sobre la contienda
electoral, me parece que no hay mucho que decir, como hemos escrito en semanas
pasadas, los previsibles guiones de las guerras sucias y estrategias muy vistas
para cerrar campañas, se han ido cumpliendo uno a uno.
Ahora toca a nosotros hacer
nuestra parte, acudir a votar, observar el proceso y cuidar que todos los
mexicanos tengamos el domingo próximo una fiesta democrática y que el lunes los
medios amanezcan anunciando a los ganadores, sin notas que enturbien la
estabilidad del país.
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