24 jul 2012



Por OMAR CERVANTES RODRIGUEZ

MEDIR CON LA MISMA VARA

A pesar de ser muy respetuoso y tolerante de las voces diversas que se expresan política y socialmente en el país, leo y escucho cada vez más comentarios en contra de las manifestaciones postelectorales encabezadas por Andrés Manuel López Obrador, que sin aparentes pruebas o argumentos jurídicos, pretenden secuestrar a la opinión pública con el tema del “fraude”, que ni han podido y en opinión de expertos no podrán probar, de lo que fue la jornada electoral del pasado 1 de julio.

En un análisis muy simple, parecería que lo que estas manifestaciones pretenden es solamente generar la percepción de que es “la mayoría” de los mexicanos quienes avalan las dudas hacia la limpieza del proceso electoral y el rechazo masivo hacia quien es virtualmente el presidente electo de México, Enrique Peña Nieto.

Por ello quienes son el cerebro de este movimiento han usado tres vías, muy mediáticas todas, para generar la percepción pública de que cada vez más gente se adhiere a sus causas (si es que las tienen) y cuestiona la legitimidad de las elecciones en México.

Un primer escenario donde se da este movimiento es en el de las redes sociales cibernéticas, que por su penetración, impacto e inmediatez, genera la impresión de que es un universo de magnitud mayor al que en realidad suele ser.

Concentraciones sociales con un impacto muy visual y gráfico, como las marchas, son un elemento altamente noticioso y que evidentemente tienen interés mediático, aunque a decir de las crónicas de los periódicos en el país, cada vez asiste menos gente a este tipo de encuentros.

Y finalmente, muy novedoso y controversial, un tercer elemento ha sido el de cuestionar y atacar directamente a los medios de comunicación, amagando incluso tomar sus instalaciones, como estrategia terrorista de alto impacto noticioso.

Sin deslegitimar a quienes verdaderamente creyeron que López Obrador hubiera sido un buen proyecto para México, sin enjuiciar las voces discordantes de la sociedad, valdría la pena que con la misma vara con que están midiendo ellos al candidato virtualmente ganador, midieran la simpatía de su movimiento

¿Sabrán que en el mejor de los casos estadísticos para ellos, al menos el 68 por ciento de este país no votó por López Obrador o sea la gran mayoría de este país no lo quiso como presidente? ¿Sabrán que encuestas recientes indican que la gente no quiere disturbios en las calles y desean que los perdedores reconozcan su derrota?

Afortunadamente tanto el PRI como el PAN como las instituciones, están siendo prudentes y tolerantes, porque a nadie convendría un escenario en el que la gran mayoría repudie lo que los seguidores de López Obrador están haciendo.

Esperemos que sea cuestión de tiempo y que viva la paz en México.

Twitter @omarcervantes67