Por OMAR CERVANTES RODRIGUEZ
MEDIR CON LA MISMA VARA
A pesar de ser muy
respetuoso y tolerante de las voces diversas que se expresan política y
socialmente en el país, leo y escucho cada vez más comentarios en contra de las
manifestaciones postelectorales encabezadas por Andrés Manuel López Obrador,
que sin aparentes pruebas o argumentos jurídicos, pretenden secuestrar a la
opinión pública con el tema del “fraude”, que ni han podido y en opinión de
expertos no podrán probar, de lo que fue la jornada electoral del pasado 1 de
julio.
En un análisis muy simple,
parecería que lo que estas manifestaciones pretenden es solamente generar la
percepción de que es “la mayoría” de los mexicanos quienes avalan las dudas
hacia la limpieza del proceso electoral y el rechazo masivo hacia quien es
virtualmente el presidente electo de México, Enrique Peña Nieto.
Por ello quienes son el
cerebro de este movimiento han usado tres vías, muy mediáticas todas, para
generar la percepción pública de que cada vez más gente se adhiere a sus causas
(si es que las tienen) y cuestiona la legitimidad de las elecciones en México.
Un primer escenario donde se
da este movimiento es en el de las redes sociales cibernéticas, que por su
penetración, impacto e inmediatez, genera la impresión de que es un universo de
magnitud mayor al que en realidad suele ser.
Concentraciones sociales con
un impacto muy visual y gráfico, como las marchas, son un elemento altamente
noticioso y que evidentemente tienen interés mediático, aunque a decir de las
crónicas de los periódicos en el país, cada vez asiste menos gente a este tipo
de encuentros.
Y finalmente, muy novedoso y
controversial, un tercer elemento ha sido el de cuestionar y atacar
directamente a los medios de comunicación, amagando incluso tomar sus
instalaciones, como estrategia terrorista de alto impacto noticioso.
Sin deslegitimar a quienes
verdaderamente creyeron que López Obrador hubiera sido un buen proyecto para
México, sin enjuiciar las voces discordantes de la sociedad, valdría la pena
que con la misma vara con que están midiendo ellos al candidato virtualmente
ganador, midieran la simpatía de su movimiento
¿Sabrán que en el mejor de
los casos estadísticos para ellos, al menos el 68 por ciento de este país no
votó por López Obrador o sea la gran mayoría de este país no lo quiso como
presidente? ¿Sabrán que encuestas recientes indican que la gente no quiere
disturbios en las calles y desean que los perdedores reconozcan su derrota?
Afortunadamente tanto el PRI
como el PAN como las instituciones, están siendo prudentes y tolerantes, porque
a nadie convendría un escenario en el que la gran mayoría repudie lo que los
seguidores de López Obrador están haciendo.
Esperemos que sea cuestión
de tiempo y que viva la paz en México.
Twitter @omarcervantes67