Estamos a unas semanas de que los partidos políticos mayoritarios den a conocer a sus candidatos a la Presidencia de la República, en el nuevo marco legal que ha restringido el tiempo aire de campañas publicitarias y el periodo formal de proselitismo, aunque dadas las lagunas en la ley, ya muchos pre-candidatos andan formalmente en labores electorales, así como los partidos “bombardeando” con mensajes a la población.
Escuchamos y vemos también en radio y televisión mensajes institucionales de los partidos políticos, que en sus spots, algunos muy desafortunados y estereotipados, han comenzado el “bombardeo” publicitario, para “convencer” al electorado de las bondades de seguir votando por sus colores o bien de no votar por “los malos”.
Faltan ocho meses para las elecciones federales de julio del 2012 y ya estamos siendo objeto del marketing publicitario, hasta ahora sin propuesta, lo que para los estudiosos de la comunicación política puede presagiar una sobresaturación de mensajes que a la larga confundirá o terminará cansando a los ciudadanos.
Uno de los genios históricos de la propaganda del poder, Joseph Goebbels, el cerebro detrás de Adolfo Hitler, siempre tuvo claro que los mensajes para penetrar deberían ser claros, concretos y visibles para alcanzar su propósito, lo que en la actualidad resulta prácticamente imposible por las condiciones en que los mercadólogos emiten sus comunicados, al grado que por ejemplo en el caso del Verde Ecologista, apenas escucha uno al teléfono que se trata de un tema político, prácticamente en automático cuelga la línea, lo que significa un desperdicio de recursos y de tiempo.
Más allá del marco legislativo electoral, del tiempo formal de las campañas proselitistas y de los “trucos” de que se valen pre-candidatos y partidos para irse posicionando, la pregunta es sin duda, ¿cuál o cuales son las propuestas para construir una mejor sociedad, un mejor estado, un mejor país?
Apenas este sábado una persona, llena de sabiduría y experiencia con casi 90 años de edad, me preguntaba, ¿dónde están los políticos con visión de estadistas que verdaderamente puedan transformar a México?
Es una pregunta seguramente difícil de contestar en un país democrático que ha ido perdiendo identidad ideológica, en el que la lucha del poder por el poder en sí mismo ha desplazado al arte de la política y el buen gobierno, en el que más que las propuestas, son los mensajes masivos de propaganda los que saturan el espacio comunicacional de la sociedad.
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