Estamos a unos días del inicio constitucional de las campañas federales y las encuestas marcan que a tres meses de la elección, un porcentaje alto de mexicanos no sabe con exactitud la fecha de las votaciones del 2012, lo cual contrasta con el seguimiento masivo que millones de mexicanos realizamos sobre la primera visita del Papa Benedicto XVI a México y que demostró el arrastre de la iglesia en nuestro país.
Feligreses, católicos y no católicos, medios de comunicación, analistas, políticos y hasta escépticos y curiosos fuimos testigos de la movilización mediática masiva más importante en lo que va de la década en nuestro país y casi me atrevería a afirmar, en lo que va del milenio, con excepción de la última visita del fallecido Juan Pablo II a México.
Más allá de los mensajes esperanzadores de Benedicto XVI y las diversas reacciones a los mismos, el fenómeno de masas demuestra que la devoción del pueblo mexicano y su urgente necesidad de sentir un aliento a sus problemas, indica que somos una nación sociológicamente hambrienta de liderazgos y soluciones.
Además de las agendas directas o indirectas en la visita papal como la esperanza de recuperar la paz en el país o las críticas por la presumible evasión de temas polémicos como la pederastia, la cercanía de esta gira pastoral con las elecciones presidenciales, seguro dejará secuelas de orden político.
En principio, el factor de masas debe tener a los estrategas electorales de todos los partidos, haciendo análisis de las áreas de oportunidad en la movilización ciudadana, amén de la obviedad con la que diferentes actores políticos tratarán de capitalizar lo sucedido el pasado fin de semana en Guanajuato.
Por lo pronto, las encuestas de opinión a unos días del arranque de campañas, coinciden en que el puntero indiscutible es el abanderado del PRI/PVEM Enrique Peña Nieto, con por lo menos 15 puntos arriba en las más conservadoras, sobre un empate técnico en segundo lugar entre Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota, números que determinarán sus respectivas estrategias.
Será previsible que el PAN realizará una campaña de golpeteo contra el PRI, mientras López Obrador seguirá buscando captar las simpatías de los panistas decepcionados e indecisos y Peña Nieto de mantenerse en su campaña de propuestas y afianzar sus números mientras los otros dos se disputan el segundo lugar.
omarcervantes@enlineacomunicacion.com.mx
Twitter @omarcervantes
Más allá de los mensajes esperanzadores de Benedicto XVI y las diversas reacciones a los mismos, el fenómeno de masas demuestra que la devoción del pueblo mexicano y su urgente necesidad de sentir un aliento a sus problemas, indica que somos una nación sociológicamente hambrienta de liderazgos y soluciones.
Además de las agendas directas o indirectas en la visita papal como la esperanza de recuperar la paz en el país o las críticas por la presumible evasión de temas polémicos como la pederastia, la cercanía de esta gira pastoral con las elecciones presidenciales, seguro dejará secuelas de orden político.
En principio, el factor de masas debe tener a los estrategas electorales de todos los partidos, haciendo análisis de las áreas de oportunidad en la movilización ciudadana, amén de la obviedad con la que diferentes actores políticos tratarán de capitalizar lo sucedido el pasado fin de semana en Guanajuato.
Por lo pronto, las encuestas de opinión a unos días del arranque de campañas, coinciden en que el puntero indiscutible es el abanderado del PRI/PVEM Enrique Peña Nieto, con por lo menos 15 puntos arriba en las más conservadoras, sobre un empate técnico en segundo lugar entre Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota, números que determinarán sus respectivas estrategias.
Será previsible que el PAN realizará una campaña de golpeteo contra el PRI, mientras López Obrador seguirá buscando captar las simpatías de los panistas decepcionados e indecisos y Peña Nieto de mantenerse en su campaña de propuestas y afianzar sus números mientras los otros dos se disputan el segundo lugar.
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