La semana pasada nuevamente el deporte del físico y fitness de México sufrió una embestida a través de un reportaje televisivo sin equilibrio y amarillista que lo menos que dice es que quienes practican el culto al cuerpo se convierten en vigoréxicos, adictos a sustancias ilegales, solitarios o aislados socialmente y con problemas psicológicos, lo que afortunadamente generó una reacción en cadena de quienes ven más los beneficios que los perjuicios en esta actividad.
En esta ocasión no es nuestro afán siquiera referirnos al programa de televisión pues no vale la pena invertirle energía o espacio, cuando lo que sí podemos hacer es hablar de las múltiples ganancias que derivan de llevar una vida saludable producto de una sana alimentación, una rutina sistemática de ejercicio y una filosofía de pensamiento constructivo, sin dejar de lado por supuesto, porque sería irresponsable, que efectivamente en este deporte como en todo en la vida, hay sus lados obscuros y negativos, que sin embargo no tienen porque generalizar la imagen de todo el medio.En primer lugar hay que señalar que el mundo de las competencias de físicoculturismo o de quienes acuden a un gimnasio y son aficionados a esta disciplina, acaso será de un 20 por ciento del total de asistentes, mientras que la gran mayoría, el 80 por ciento lo practica por salud, por distracción o por pasatiempo simplemente.
Y al hablar de la práctica del deporte, yo quisiera retar a cualquiera que lo niegue, a demostrarle que con sólo modificar los hábitos alimenticios, incluir suplementos permitidos por las autoridades sanitarias, descansar y realizar un régimen de ejercicios aeróbicos y anaeróbicos, se logran grandes transformaciones en cuerpo, mente y espíritu, como lo establecían los griegos.
En un país como México, con liderazgos lamentables de obesidad y diabetes, en que por cierto Puebla tiene el segundo lugar nacional, nadie se atreverá a decir que hacer ejercicio, comer saludablemente y cambiar sus hábitos de vida, sería negativo, al contrario, el gobierno y las autoridades de salud, el sector médico y la comunidad en general, cada vez está más convencida de que éste es el remedio para llenar de energía y vitalidad a nuestros ciudadanos.
El número de casos de éxito que suceden en los gimnasios en incontable, desde los jóvenes con problemas de sobrepeso o desnutrición y sus consecuentes aspectos psicológicos y de autoestima, así como los adultos mayores que tienen una alternativa complementaria a sus cuidados médicos y que decir del grueso de la población entre los 25 y 40 años que deciden hacer de esta actividad una forma de vida.
Hagamos pues del wellness (bienestar), una forma de vida que además resulta muy entretenida cuando se conocen las múltiples actividades y disciplinas que existen al inscribirse a un gimnasio.
Finalmente creo que nuestra sociedad agradecerá tener “enfermos” de su cuidado personal, con músculos y tono atlético, así como autoestima alta, bajos niveles de riesgos cardiacos y estrés, que una cultura de obesos, sedentarios y enfermos crónicos.
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