14 oct 2011

Errores comunes de los gimnasios

Por OMAR CERVANTES

Cuando analizamos los motivos que algunas personas aducen para desertar de sus esfuerzos por iniciar en un sistema de vida saludable a base de ejercicio y alimentación balanceada, es muy común encontrar que los gimnasios como negocio o sus administraciones, muchas veces han dejado de ofrecer a sus usuarios lo que esperan de ellos o han dejado de ponerse en sus zapatos de lo que ellos necesitan.

Dentro de los errores más comunes podríamos reducirlos en tres categorías: los de origen mercantil, los de capacidad técnica o los de falta de actitud, en todos los casos, olvidándose que son instituciones de servicio y que los usuarios están confiándoles dos aspectos fundamentales para ellos como es su salud y su autoestima.

Si el gimnasio deja de pensar en su usuario como alguien que pagó por sus servicios buscando conseguir sus metas personales y comienza a verlo sólo cómo cliente de su “negocio”, está cometiendo el primer grave error de verlo como persona y al ser únicamente un número más en su membresía, hará que tarde o temprano su socio lo abandoné.

Es el caso de aquellos que en su intento por captar clientela hacen promociones o esfuerzos de mercadotecnia, pero una vez que tienen al nuevo usuario en sus instalaciones, se olvidan de él o de ella, comenzando el deterioro de su relación.

La segunda clase de errores es el de la falta de capacidad o capacitación técnica para entender que cada persona tiene un metabolismo diferente, aspiraciones diversas y motivos muy variados para ser parte de un gimnasio.

Son aquellos lugares donde instructores o aspirantes a preparadores físicos, creen que todo mundo necesita lo mismo y sin preguntarle, simplemente los ponen a entrenar la misma rutina o el mismo esquema de entrenamiento, lo cual también más pronto que tarde hará que su discípulo se desespere porque ni entiende lo que le están diciendo que haga, ni verá cambios en el mediano plazo simplemente porque el programa no fue hecho para él o ella de forma personal.

Este tipo de errores empeora la situación cuando además de la rutina, le “sugieren” que haga una dieta, sin haberlo evaluado, sólo porque es la que le resulta a la mayoría y, sin motivación alguna, lo “matarán” de hambre o de exceso de alimento según sea el caso y seguro ese número de socio también causará baja.

Una tercera clase tiene que ver con la actitud del personal del gimnasio, sobre todo de instructores para con su usuario y en esta hay varias especies, desde la del “galán fortachón” que cree que apantallará a la nueva usuaria o será la envidia de los nuevos, pasando por el “terapeuta” que cree que las o los usuarios van a un gimnasio a escuchar su filosofía de la vida y por supuesto, no pueden faltar los “inalcanzables” que por sus certificaciones o títulos en competencias con arrogancia atienden las preguntas de los simples mortales que se inscribieron en el deportivo sólo para hacer ejercicio y jamás aspiraron a ser Lou Ferrigno o Ana Gabriela Guevara.

Seguro a estas alturas a mi amable lector (a) ya se le vinieron muchas escenas a la mente, por lo que mi consejo simplemente es, asegúrese de la elección que haga y una vez hecha, exija que le brinden los servicios para los cuales usted ha pagado.

Hasta la próxima semana.

tommy@olympiasfc.com

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