7 oct 2011

La información es salud

Por OMAR CERVANTES

Hace una semana escribíamos en defensa del deporte del físico y fitness, hablando de sus virtudes que son mucho más que los puntos vulnerables que esta actividad por supuesto tiene y que en su gran mayoría están relacionados con el uso indebido de esteroides o el consumo indiscriminado de suplementos alimenticios de dudosa procedencia.

Para ejemplificar mi postura quisiera relatar una experiencia verídica que me sucedió en el gimnasio con un muchacho de 18 años y de recién ingreso a este deporte que se acercó a mí para pedirme una asesoría y que una vez que estableció sus metas e inquietudes, irrumpió con una pregunta inesperada: “¿me puedes dar un ciclo de esteroides y me puedes ayudar a conseguir los productos?”

Me le quedé viendo fíjamente y le hice algunas preguntas básicas antes de proseguir. ¿Para qué quieres usar esteroides? ¿Sabes lo qué son? ¿Sabes los riesgos que implica su uso? ¿Cuánto tiempo tienes entrenando? ¿Sabes comer correctamente? ¿Has usado suplementos alimenticios permitidos? ¿Quién te dijo que usar esteroides es el camino a seguir a donde quieres llegar?


Antes de que me respondiera le expliqué que en general, estoy en contra del uso de esteroides (andrógenos), pero particularmente los repruebo de una manera enérgica en jóvenes que por su crecimiento, metabolismo y condición hormonal natural, pueden obtener resultados sólo con saber entrenar debidamente, descansar lo necesario, alimentarse correctamente y ya después de haberse exigido de esta manera, usar algunos suplementos alimenticios después de un año de estar en el gimnasio.

Hablé con toda claridad de la diferencia de los esteroides (anabólicos) y lo que son los suplementos alimenticios autorizados por las dependencias sanitarias correspondientes, para qué sirven y cómo deben utilizarse, ya que tampoco se trata de gastar innecesariamente cuando se pueden obtener resultados de la comida, toda vez que estos productos autorizados y legales, como su nombre lo dice, “suplementan” las necesidades que el alimento no brinda del todo cuando se somete al cuerpo a un entrenamiento intenso y constructivo.

Le pedí que investigue qué tipo de suplementos existen en el mercado, de qué laboratorios y para qué sirven cada uno, para que en su momento, previa supervisión especializada, los utilice de forma correcta y los adquiera donde tenga la garantía de que cuenta con todos los permisos sanitarios, fiscales y de importación, para no ser producto del mercado negro o la piratería que tanto daña a nuestro deporte y a la industria alimentaria que en los Estados Unidos es una de las más importantes de la economía.

En resumen, le quité la idea de usar esteroides y le informé brevemente de sus riesgos, le pedí que entrene con energía al menos tres meses y cambie sus hábitos alimenticios, para saber si entonces es apto para consumir algún suplemento natural que le ayude a lograr su metas.

“La información es salud, ahora que si quieres arriesgar tu vida, vete al mercado libre y cae en manos de uno de tantos instructores o distribuidores mercenarios que existen en nuestro medio, dispuestos a envenenar a un muchacho como tú… lamentablemente en este caso, aquí promovemos mente, cuerpo y espíritu en equilibrio a través de una vida saludable”, concluí.

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